El Papa Francisco fue ingresado este miércoles en el Hospital Gemelli de Roma, debido a una infección respiratoria. Lo ha dicho el Vaticano en un comunicado.
Según fuentes hospitalarias, llegó en ambulancia con «problemas cardíacos y respiratorios». Sus audiencias previstas para mañana y pasado mañana han sido canceladas, por motivos de salud.
Al parecer, el Papa comenzó a sentir dolores en el pecho a última hora de la mañana, inmediatamente después de la audiencia general celebrada hoy en la plaza de San Pedro, cuando ya se encontraba en su residencia de Casa Santa Marta. En ese momento, su enfermero personal, Massimiliano Strappetti, le aconsejó, por prudencia, acudir al servicio de cardiología para revisión.
El ingreso se considera «no preocupante», pero el Papa -vigilante y colaborador, aunque visiblemente fatigado- fue sometido no obstante a varias pruebas, entre ellas una tomografía computarizada, y según algunas fuentes hospitalarias está bajo control constante en su habitación el día diez. piso. La tomografía computarizada de tórax habría dado un resultado negativo, lo que es valorado con alivio general por el entorno del Papa, empezando por Andrea Arcangeli, director de Salud e Higiene de la Gobernación del Vaticano, que está al lado del Pontífice.
No estaba previsto un ingreso hospitalario, en vísperas del Domingo de Ramos y las celebraciones de la Semana Santa, el momento más importante del año. El primer comunicado de la Santa Sede, emitido esta tarde, hablaba de «controles preprogramados».
En este punto, lo más probable es que pase la noche en el hospital. Para ellos, el personal y los hombres de seguridad del Vaticano han sido notificados para pasar la noche en el centro.
El Papa ya había sido ingresado en el hospital Gemelli en 2021, pero luego el comunicado vaticano habló inmediatamente de una «operación programada», la extirpación de parte del colon por una estenosis diverticular: estuvo hospitalizado durante once días.
Hace unos veinte días, en declaraciones a la televisión suiza, Francisco, de 86 años, dijo sentirse bien de salud, cuando le preguntaron cómo se encontraba tras diez años de pontificado: «Soy viejo. Tengo menos resistencia física, aunque la lesión del la rodilla está sanando bien».