Se estima que el 38% de la población mundial tiene algún tatuaje, y España es el sexto país con más adeptos a la tinta.
Más allá del significado artístico y social, vale la pena reflexionar sobre el hecho de que puede ser perjudicial para la salud ya que cada vez más fanáticos dejan marcas indelebles en el cuerpo. Aquí los analizaremos en términos de respuesta inmune.
Compuestos potencialmente tóxicos
Un tatuaje se puede definir como la introducción de pigmento exógeno en la parte superior de la dermis. Aunque ahora se realiza en la piel, los labios e incluso los ojos, este último procedimiento es raro.
Es muy importante que exista una normativa que regule la calidad de las tintas disponibles comercialmente, labor que realiza en Europa la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (ECHA, por sus siglas en inglés).
Establezca niveles máximos de concentración para componentes potencialmente dañinos que se clasifiquen en diferentes categorías, por ejemplo, cancerígenos (hasta 0,00005 % en peso), tóxicos para la reproducción (0,001 %) y sensibilizantes de la piel (0,001 %).
La normativa también establece que la etiqueta debe indicar: “Contiene níquel o cromo. Puede causar una reacción alérgica. Esto nos da la idea de que los componentes de un tatuaje no son inofensivos y pueden pasar desapercibidos para el sistema inmunológico. Después de todo, nuestras defensas se especializan en distinguir el yo del exterior.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que la tinta es una mezcla compleja y en ella se pueden encontrar grumos. Esta es una técnica de efecto de maquillaje permanente que utiliza partículas de dióxido de titanio (TiO₂) como elemento principal para realizar tinta con un diámetro de 110 a 200 nanómetros en un color rojo vino.
Sin embargo, se ha observado que también puede provocar moteado en los tatuajes al incorporar agregados no deseados de hasta 5,4 micras (aproximadamente 25 veces más grandes). Me pregunto cuánta inflamación puede causar la presencia de partículas químicas extrañas cuyo tamaño es casi la mitad del de un linfocito.
Así reacciona el sistema inmunológico
Las agujas de tatuar crean heridas, y la respuesta del sistema inmunitario se dirige principalmente hacia la llamada inmunidad tipo 2, que tiene un componente reparador muy importante.
Este tipo de reacción está especializada para defenderse de los insectos (helmintos) y para eliminar y neutralizar sustancias tóxicas, como el veneno de avispa o de mordedura de serpiente. Es la inmunidad la que causa las alergias comunes si no se controla. Con él, se activan células como los mastocitos y los basófilos.
Estas células pueden excretar el contenido de vesículas que contienen enzimas desintoxicantes como las llamadas proteasas y otras que, en el caso de los tatuajes, intentan descomponer compuestos químicos sin éxito. También liberan histamina, lo que explica el picor después de tatuarse.
Y por último, aumenta la permeabilidad vascular, circulando compuestos inflamatorios que contribuyen a la aparición de edemas (acumulación de líquidos). y citoquinas como IL-4 que precisamente dirigen la respuesta inmune a una respuesta de tipo 2.
Además, se llaman macrófagos que en realidad acumulan pigmento, pero lo engullen. Muchas de estas células eventualmente mueren y liberan el compuesto nuevamente, iniciando un ciclo que finalmente perpetúa el tatuaje.
Los macrófagos amplifican la respuesta al producir sustancias inflamatorias (interleucinas IL-6 e IL-1β) que activan otras células.
Los materiales más grandes, como los agregados mencionados anteriormente, no pueden ser fagocitados ni eliminados por los macrófagos. Luego, los neutrófilos se activan y literalmente explotan, liberando su contenido altamente inflamatorio y formando una red que sirve como trampa de anclaje.
Curiosamente, un estudio en ratones encontró pigmento en los macrófagos del hígado (un órgano especializado para la desintoxicación) 1 año después del tatuaje. Esto indica que el pigmento no solo se puede ubicar en la zona donde se aplica.
Posibles complicaciones
La sumisión a las agujas de un tatuador puede llevar a resultados no deseados como:
- Infección. Los tatuajes son heridas abiertas que aún necesitan cicatrizar. Se estima que entre el 0,5 y el 6 % de los tatuajes están infectados, a menudo por bacterias piógenas (productoras de pus) como Staphylococcus aureus o Streptococcus. Se ha informado que ciertos casos son muy graves (sepsis).
- El virus del despertar. Como resultado de la orientación local del sistema inmunitario hacia la inmunidad de tipo 2, se producen citoquinas (como IL-4 y el factor de transcripción STAT-6) para reactivar el virus lat.
entes como el del herpes.
Así se explicaría la reaparición de herpes labial en la zona exacta de aplicación de un tatuaje para perfilar los labios. Esas citoquinas también nos dejan un poco indefensos frente a otros virus y agentes infecciosos.
- Reacciones de hipersensibilidad. Se estima que surgen entre el 1,2 y el 1,6 % de los tatuajes, e incluyen respuestas alérgicas clásicas tipo I, mediadas por la inmunoglobulina E (IgE). Otro tipo de alergia a la que nos podemos enfrentar es la hipersensibilidad tipo IV. Al estar originada por el reclutamiento y acumulación de células, esta no surge de manera inmediata.
Sus manifestaciones pueden incluir la formación de granulomas, compuestos principalmente por macrófagos y fibroblastos, con enrojecimiento y ulceraciones. Contribuye a estas reacciones alérgicas la presencia de iones metálicos en los pigmentos de los tatuajes, los pequeños níquel y cromo.
Además, se ha vinculado la presencia de granulomas a complicaciones oculares como la uveítis o inflamación de la úvea, que es la capa media del ojo. Las personas suelen presentar complicaciones previas de tipo inmunológico, tales como celiaquía, dermatitis atópica o asma, pero también las han sufrido pacientes completamente sanos.
- Dermatosis por neutrófilos, Recientemente se ha descrito que una mujer sana de 41 años desarrolló tras tatuarse el síndrome de Sweet. Este mal se caracteriza por una dermatosis (inflamación de la dermis) aguda con fiebre, presencia de lesiones eritematosas (rojizas) y dolorosas en la piel con neutrófilos infiltrados en la dermis y un número elevado de este tipo de glóbulos blancos en sangre.
- Otras molestias. De un 10,3 a un 42,6 % de los tatuados sufre dolor inducida por el sol, dolor, picazón y sensación de frío o calor.
Para finalizar, debemos señalar que las afecciones graves arriba mencionadas son poco frecuentes y pueden aparecer inmediatamente o posteriormente a la aplicación del tatuaje. Por eso no siempre es posible establecer de manera inequívoca una relación causa-efecto.
De todos modos, hay indicios claros que los correlacionan, como el hecho de que las complicaciones desaparecen al eliminar el tatuaje quirúrgicamente y realizar posteriormente un trasplante de piel.